jueves, 15 de julio de 2010

Abuela argentina de 88 años expulsada de España


Sucedió hace unos días. Una abuela de 88 años que llegaba desde Buenos Aires para ver a sus hijos y nietos fue retenida, incomunicada y finalmente expulsada de España. Motivos, o mejor dicho excusas: no contar con una carta de invitación y tener un billete por cinco meses cuando lo permitido son 3. Qué importa que hace 33 años esta abuelita viaja cada año para estar con sus hijos, o que sus hijos esten nacionalizados españoles. Y es que los policias de control de pasaportes deben cumplir con un cupo de detenciones y nos les importa los motivos ni la edad de las personas. Por favor, 88 años señores. No hay derecho! Si bien esto sucede diariamente en el aeropuerto de Barajas, espero que este caso salga a la luz pública y que no quede impune. Aquí les copio la carta de denuncia que escribió el hijo de la afectada, Hugo Rodríguez.

"Aún sin dar crédito a lo sucedido, me pongo a hacer estas líneas a ver si puedo hacer la digestión de lo sucedido y quizás así, compartiéndolo, pueda resolver con la ayuda de ustedes, lo que hay que hacer en una situación como esta.

Aeropuerto de Barajas, terminal 1, 14,20 horas, vuelo procedente de Buenos Aires, voy con mi hermana a recoger a mi madre, que llega otra vez como lo hace todos los años desde hace 33.

Siempre, y como si fuera la primera vez, el encontrarnos, el abrazo entrañable, y esa alegría del tiempo que vamos a compartir, así frente a la puerta de la Sala 1, los dos mirando unos y otros los pasajeros que van llegando, siempre esperando ver la silueta de mamá que nos mira y nos une… va pasando el tiempo, ya son las 15,30 horas y nos comenzamos a preocupar, de repente la llamada de mi otra hermana, afortunada compañera en esta situación, nos pone sobre aviso, mamá esta retenida en inmigración, no la dejan pasar… rápidamente me voy al coche a buscar mi documentación, quizás cuando vean que soy su hijo, que soy español, que sus nietos son españoles, que vive mucho tiempo con nosotros todos los años… mis pensamientos se agitan mientras acelero mi andar bajo el calor aplastante del parking del aeropuerto… llego a la puerta de la Sala 1, me acerco al guardia civil, le digo: Mi madre está adentro, tiene 88 años, déjeme pasar, el hombre me mira y con un gesto me dice adelante, pensando quizás que se trataba de ir ayudarla con el equipaje. Otro guardia civil me para, ¿adonde va usted? El anterior sale de su silencio y dice, déjalo, yo le autorizo… entro, me dirijo sin vacilaciones al sector de los pasaportes, me acerco a un funcionario de la policía, (esta vez nacional)… mire han detenido a mi madre, quiero saber donde está… ¿Que hace Usted aquí?. Usted no puede estar aquí,… repito mi demanda, el tipo se violenta y debo ponerme serio. Le estoy hablando con respeto, ¿donde esta mi madre?… afloja y me dice, vaya a la primera planta, ahí está la comisaría, pregunte allí y le darán un número de teléfono para que se informe. Me doy media vuelta y rápidamente me dirijo a la comisaría, ya había estado allí en otras oportunidades y los agentes siempre se habían mostrado amables, así que casi con mayor tranquilidad veía que comenzaban a aclararse las cosas… Buenas tardes, mi madre ha sido detenida en inmigración, tiene 88 años, siempre viaja y nunca a pasado esto, como puedo aclarar las cosas… Mire, solo le puedo dejar un teléfono, no es nuestra competencia, pero Usted llame y le informarán… oiga… me interpone, tenga paciencia porque tienen mucho trabajo, así que insista hasta que le atiendan.. muy bien, muchas gracias agente, muy amable… Salgo casi corriendo y comienzo a llamar, una, otra, hasta casi 20 veces… le paso a mi hermana otro número alternativo, ella repite la operación, con la misma sensación de fracaso…

Pasado un tiempo alguien descuelga el teléfono, una voz que no se identifica, y un tono de funcionario aburrido me pregunta que quiero, le explico la situación dándole los mayores detalles posibles, el interlocutor me pregunta el nombre, para mas tarde decirme que allí se encontraba, que tendría una entrevista y aportará toda su documentación y que en función de eso se determinaría si puede entrar o no, entonces, le digo, ¿Que hago entonces?, ¿Como podemos ayudar para aclarar esto?, ¿Con quien puedo hablar?, a lo cual, con toda la frialdad del mundo me dice… está hablando conmigo, …me quedo como paralizado por la impotencia… ¿Como puedo saber como está? Usted no puede acceder, en todo caso, apunte este teléfono, es el de la sala donde se encuentra, si llama podrá hablar con ella…


¡Estela! Tengo un teléfono para que podamos hablar, ¡llamemos!… comunica, una y otra vez, comunica… seguimos insistiendo mientras el tiempo comienza a comprimirse y expandirse… ¡Ya esta! Hola, ¿Como estás? Escucho que mi hermana habla con las dos, tranquilizando, tratando de poner confianza, y viendo que es lo que realmente está pasando… parece que mamá tiene un pasaporte nuevo, no han visto los viajes anteriores, y su billete está por 5 meses, y dicen que no se puede arreglar, no puede tener un billete por 5 meses… luego habla con la mamá, ella llora, dice que esta muy mal y Estela intenta calmarla. Le dice que se tranquilice, que seguramente todo se arreglara, que seguramente habrá alguna manera de solucionarlo…la llamada se corta, no puedo hablar con ellas, entonces, decidimos esperar los acontecimientos, algo pasará, no creo que por una cuestión administrativa vayan a hacer algo contra de ella, que podemos hacer… comenzamos a llamar a amigos, a mover nuestros contactos, a ver que podemos hacer, alguien que conozca a algún funcionario de inmigración que nos cuente que pasa exactamente, quizás un abogado, algún amigo de Convergencia que tenga contactos, vamos moviendo todas las posibilidades y nuestros amigos comienzan a ponerse en marcha, siempre dándonos ánimo, pero también con la preocupación de no saber exactamente que hacer… Va pasando el eterno tiempo de espera, llegan nuestros amigos Carlos y Josefina, movemos más posibilidades, nuevamente nos logramos conectar. Hablo con mi hermana secuestrada… noto su preocupación, mamá la esta viendo un médico, está descompuesta, nos han dicho que tendremos una entrevista, que ahí se ve nuestra situación, escucho su llanto, mi tensión aumenta, así como mi impotencia, nuevamente me dirijo a la policía, seguimos intentando. El agente es un muro, justifica su situación al tiempo que dice que comprende, y que nada puede hacer por nosotros, le pido el teléfono de la embajada argentina, se que ya no puedo llamar, pero de todas maneras lo tengo por si hace falta, Josefina calienta motores, ella encarará posteriormente a su superior.

Queremos saber el nombre del abogado de oficio que nos dicen que la atendió y no hay forma de conseguirlo.

Llega otra afectada, su madre viene para su boda, no trae la invitación, tampoco la dejan entrar, ni como turista, nos dice, parece que las van a deportar, de todas maneras puede ser que después de las entrevistas las dejen salir, pero le dijeron a los de la sala, que fue un oficial quien informó a todos que van a ser expulsados. Nuestra frustración aumenta, no podemos creer lo que está sucediendo. A todo esto, nos vamos a la puerta de salida con la esperanza de que aparezca por ahí, seguimos un rato, ya no logramos comunicar con la sala donde estaban, así que ya no pudimos hablar mas con ellas…

Vamos hasta las aerolíneas, contamos el caso, nadie quiere dar información y nos remiten a la policía, todo es increíble, pero se va materializando lo inimaginable. Están deportando a una señora de 88 años las fuerzas de seguridad del estado en cumplimiento con las leyes establecidas y cumpliendo con el cupo de expulsiones que seguramente tienen.

Y la edad? Y los antecedentes? Y los vínculos familiares? Todo eso no importaba nada, la ley es la ley, vaya ¡COBARDES! Incapaces de mostrar su rostro, incapaces de sentir o asumir su responsabilidad, un cupo a cubrir, que vergüenza e inmoralidad. Esto no quedará así. A estos señores les ha salido un callo, aunque todavía no se enteraron.

Sabemos que esto pasa todos los días, que todos los días son muchos los que son regresados a sus países. Y las justificaciones son varias: no tiene carta de invitación…Viene por más tiempo del exigido…no tiene esa reserva de hotel reglamentaria… Yo me pregunto: ¿Cuanta insensibilidad tiene que tener ese funcionario? Y ya no es uno, son todos, el agente de policía, el que les hace la entrevista, el abogado que supuestamente las defiende… todos encajonados en una función especifica para no sentir, ni ver, ni oír lo que todos juntos hacen, un sistema diseñado para ser para la ejecución aséptica, hasta que alguien toma la decisión final… violencia sorda y encubierta, vaya los civilizados, menudos monstruos.

A los funcionarios del cuerpo de seguridad del estado, más concretamente a los del turno tarde, del martes 6 de julio de 2010, de la puerta 1, de la Terminal 1 del aeropuerto de Barajas decirles: que no vamos a parar hasta que esta denuncia llegue lejos, hasta saber quienes son (nombres y apellidos) y que toda España, al igual que nosotros, se entere de lo que esta pasando, y se avergüence de que haya gente haciendo en nombre de todos estas cosas. No podemos permitirlo mas".

miércoles, 14 de abril de 2010

La paradoja de India

En India, el segundo país más poblado del mundo, es más fácil hacerse con un teléfono móvil que con un inodoro. Segun un informe presentado recientemente por Naciones Unidas, mientras el 31 por ciento de la población, unas 366 millones de personas, contaba con servicios sanitarios adecuados en 2008, un total de 545 millones de unidades de teléfonos móviles circulan por India, cifra que está previsto aumente hasta alcanzar los 1.000 millones en 2025. Esta es la gran paradoja de India, un país que nada en la miseria, donde la mayoría de sus ciudadanos no tiene acceso a algo tan básico como un inodoro pero que sin embargo cuenta con 45 móviles por cada 100 habitantes.
En la actualidad, 2.600 millones de personas en el mundo no tienen acceso a servicios sanitarios en condiciones. Uno de los Objetivos del Milenio se propone reducir a la mitad esta cifra para 2015. Objetivo que la ONU ya advirtió está muy lejos de cumplirse...

domingo, 11 de abril de 2010

Ahora a esperar...

Tras estar viviendo casi tres años en Madrid, y por segunda vez, el jueves pasado presenté todos los papeles para acceder a la nacionalidad española. Esta vez por estar casada con un español. Pero no fue tan fácil. Para no tener que ir a las 4:30 de la madrugada a hacer la cola a las puertas del Registro para obtener uno de los 50 números diarios que dan, tuve que tirar de contactos. Así, gracias a una amiga de una amiga que conocía al señor que reparte los numeritos, éste me guardó un número y no tuve que madrugar tanto. Primero, fui el martes bien temprano, pero al llegar al Registro Civil, me desayuné que tenía que ir acompañada por mi marido. Requisito que no figura en la página del Ministerio de Justicia (de lo que se supone debería informar). En resumen, me dí un paseo innecesario hasta Alcobendas y llegué 45 minutos tarde a mi trabajo para NADA. No obstante, gracias al señor de la puerta que, una vez más se comprometió a guardarme un número, volví el jueves, está vez con mi querido esposo, y crucé los dedos para que los papeles que llevaba fueran los correctos y no faltase nada. Por suerte fue así. De hecho, nos atendió una funcionaria muy amable, algo que me pareció extraño después de haber tratado con más de uno. Me pidió los papeles, bromeó con nosotros y hasta me hizo un favor. Un ejemplo a seguir para los funcionarios!
Y eso fue todo. El primer paso ya está dado. Sin embargo, sólo es el comienzo. Ahora hay que armarse de paciencia porque, según me dijo la amable funcionaria, dentro de unos 6 o 7 meses recién les llega la notificación del juez diciendo si me conceden o no la bendita ciudadanía. De ahí, el expediente pasa al Ministerio de Justicia donde "duerme" unos dos años y medio más. Después de escuchar esto, empecé a sacar cuenta y si la cabeza no me falla finalemente tendré mi dni español en 2013, seis años después de mi llegada a este hermoso país. Qué desesperante burocracia!!! Espero que algo cambie en estos años que haga que se agilice el trámite aunque sinceramente no lo creo. La burocracia es un mal que sufrimos aquí y en la China y, por regla general, siempre somos los de más abajo en la escala social los que la padecemos.